Tal vez, a veces, en una reunión se te acelera el pulso porque quieres expresar tu opinión, pero sientes que el miedo te paraliza. Te estás privando del placer de transmitir a los demás tu opinión y posiblemente, también a ellos de enriquecerse con tu punto de vista. O quizás no sabes cómo poner en su sitio a ese familiar que es un tanto desagradable y te ofende o molesta cada vez que os juntáis para disfrutar de la paella del domingo, sin perder la compostura o parecer antipático. O simplemente, te gustaría aprender a ligar, pues como todo, eso también puede aprenderse.
La buena noticia es que, con una buena guía, siguiendo un método y practicando, puedes conseguirlo.
Y para ello, necesitas una estrategia, una entrenadora y, sobre todo, practicar.
Las habilidades sociales (HHSS) son precisamente el conjunto de estrategias de conducta y las capacidades para ponerlas en práctica que nos permiten manejarnos en el contexto social del modo más satisfactorio posible, lo cual nos llevará a la consecución de nuestros objetivos.
Cuando tenemos HHSS, podemos expresar nuestros sentimientos, emociones, deseos, defendernos a nosotros mismos o a una causa desde el respeto, pero con claridad y firmeza. Las HHSS son un seguro que nos protege del abuso que podemos sufrir por parte de los demás y posibilita disfrutar de unas relaciones interpersonales equilibradas, además de proporcionarnos la satisfacción que da poder expresarnos libremente.
Además, son habilidades que aportan valor a nuestra imagen pública, pues siempre ha gozado de muy buena consideración y es nuestra mejor tarjeta de presentación saber presentarse o presentar a otras personas, escuchar, iniciar una conversación, formular una pregunta, hacer un cumplido o dar las gracias. Todo ello, hecho con naturalidad, elegancia y simpatía, nos va a posicionar en un muy buen lugar en el contexto social.
En el ámbito de las relaciones se dan muchas situaciones en las que de modo puntual o más asiduamente, si la relación se da en el contexto profesional, por ejemplo, también es muy necesario disponer de recursos para saber cómo desenvolverse y que una situación a priori neutra se convierta en un problema por no saber manejarla.
En estos casos, las habilidades a desarrollar son más complejas, pero también se pueden aprender. Ejemplo de ellas son la empatía, la asertividad, la escucha activa, la capacidad para expresar adecuadamente sentimientos y emociones, la capacidad de síntesis y resolución de problemas, la negociación, la modulación de la expresión emocional, la capacidad de reconocer y asumir errores (y disculparse); y el reconocimiento y defensa de los derechos propios y ajenos.
En definitiva, las HHSS son competencias básicas que nos permiten relacionarnos satisfactoriamente con los demás en todos los ámbitos sociales en que nos desenvolvemos, lo que nos lleva a sentirnos bien con nosotros mismos y favorece el logro de nuestros objetivos.